sábado, 7 de enero de 2017

El chico de ojos tristes y manos frías


Aquí está de nuevo el chico de ojos tristes, tras días, meses y años...

Y os tengo que contar algo importante:
Él ya no es el mismo.

Ha crecido. Se ha vuelto adulto y su prosa está oxidada. Aún así, sigue escapando de la realidad escribiendo como siempre ha hecho. Y es que a sus veinticuatro años el chico de ojos tristes tiene un gran problema: Desde pequeñito ha ido idealizando el amor hasta tal punto que no es capaz reconocerlo en la realidad.  

Él culpa a las películas de Disney sobre princesas y príncipes azules, y a las pegajosas letras de las canciones de La Oreja de Van Gogh, porque el amor no tiene forma de corazón, no huele a rosas con canela y ni mucho menos sabe a fresas con nata.

El amor no es dulce las veinticuatro horas del día, incluso a veces está ausente.
En ocasiones es ácido, salado o amargo.


¿Es ésto amor?
Se pregunta.


El amor es ser algo más que unos buenos días o buenas noches.
Es una buena conversación,
Es echarse de menos.
Es un mensaje de texto en cualquier momento.
Es un crepe con helado después de hacer el amor.
Es un beso porque sí.
Es cogerse de la mano cuando nadie mira,
Es cogerse de la mano cuando todos miran.

Y sobre todo es decir Te Quiero porque lo sientes de verdad.

Y él, sin embargo, echando en falta todo ello, aquí está: Suponiendo que es amor...

Porque se conforma con tu piel calentando sus manos frías.



7 Enero 2017


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